jueves, 14 de junio de 2012

Reflexionemos, la obsesión por los pechos

Anoche comenzaron las celebraciones por el final de exámenes. Sí, mis amigos y yo somos así. Cuando terminamos los exámenes lo celebramos en varios días, dividiendo la fiesta en varias partes. Nuestra celebración se asemeja más a una boda gitana que a otra cosa, lo único que cambiamos el flamenco por la pachanga y la prueba del pañuelo por un brutal interrogatorio o confesionario, depende de como se de la noche.

Las chicas inauguramos la celebración, y entre litros y copas salió el tema estrella de las reuniones femeninas, a parte de los hombres, nuestros defectos. Me sorprendió muchísimo saber que, por una razón u otra, la mayoría de nosotras no estaba contenta con sus pechos.
Por pequeños, por grandes o por miedo a una caída prematura. La cuestión es que estábamos dispuestas a pasar por el quirófano para solucionar nuestro problemilla.

Hace tiempo oí que el ser humano es el único mamífero que se siente atraído sexualmente por las mamas de las hembras, y que por esta razón, pensamos en ellas con fin estético. Mientras tanto, las demás especies, solo las tienen presentes a la hora de alimentar a las crías.
Igualmente, se comenta que los países anglosajones tienen más fijación por los pechos, y los latinos por el culo, pero las estadísticas demuestran lo contrario. En nuestro país la mamoplastia de aumento es la cirugía más demandada.

Simplemente pido que reflexionemos, ¿Qué nos ha hecho la sociedad para que no veamos esa parte de nuestro cuerpo perfecta, tenga la forma que tenga? y ¿Han sido los hombres, o hemos sido nosotras quienes, a lo largo de la historia, hemos ido dando importancia a esta parte de nuestro cuerpo más allá de la maternidad? Al final va a resultar que el escritor colombiano, Gustavo Bolívar, va a tener razón. Sin tetas no hay paraíso.